
La capacidad de un idioma para generar palabras nuevas es quizá uno de los mejores indicios de buena salud lingüística. El español, en ese sentido, muestra una rubicundez envidiable. Ya sea castellanizando sin sonrojo, generalizando nombres propios o a golpe de morfema derivativo, la más que fecunda producción léxica tanto a este lado del charco como […]
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